La discriminación no empodera

Tenemos un serio problema, seguimos pensando que la discriminación a quienes tienen un cargo inferior a nosotros, nos empodera.

Permítanme compartir con ustedes algo que me pasó hace un par de meses. Me tocó colaborar en uno de varios proyectos multi-disciplinarios que trabajo. Eso significa que había todo tipo de trabajadores. Gente con maestrías y doctorados que ha recorrido el mundo, gente recién egresada de la universidad y gente que quizás no terminó la educación media. Todos somos cruciales para que este tipo de proyectos prospere. El trabajo en equipo, no es opcional, es obligatorio. Sin cosas básicas como transportación, limpieza, abastecimiento de productos, etc., las juntas ejecutivas y comunicación especializada no serviría de nada. Todos hacemos que eso funcione.

Sin embargo, este tipo de proyectos son un caldo de cultivo para la hostilidad y la discriminación. Muchas horas de trabajo pesado, mucho en juego… Entiendo que todo eso nos hace perder un poco de calma, paciencia y también hace que se nos desvanezcan los buenos modales y el respeto. Y… ¿Qué es lo que pasa? Comenzamos a culparnos unos a otros. Algo sencillo: “¿A quién se le pasa una estupidez como esa?” Evolucionamos a “Obviamente no estaba listo, ¡ya ves cómo es de flojo!” y terminamos con frases completamente inaceptables como:

“Así es esa gente”

Antes de darte cuenta, las instrucciones se convierten en órdenes. Las solicitudes se intercambian por gritos. Y no lo vemos. Pensamos que todo “se vale” porque estamos bajo mucho estrés. ¡Adiós límites!

¿Qué tal? Permitimos de todo e incluso favorecemos estas conductas porque muestran “autoridad” y enfatizan “quién manda” aún cuando acabamos con todo tipo de decencia y humanidad por el “bien” del proyecto.

¿Y cómo te sentirías tú?

Hemos normalizado la crueldad y la discriminación como un método para hacer cumplir las reglas o “controlar” un proyecto. Y, como sociedad, ya no podemos seguir así.

Hemos hablado de cómo los soulpreneurs están cambiando las reglas del juego, y esta no es la excepción.

Un soulpreneur entiende el stress y aprende a manejarlo. El fin no justifica los medios. Cada miembro del equipo, cualquiera que sea su rol, merece el mismo respeto. Si no te sentirías bien con tu cliente o tu jefe directo gritándote, entonces no tienes por qué hacerlo tú.

Puedes hacer cumplir las reglas. También puedes exigir respeto por el lugar de trabajo y otros miembros del equipo. Incluso, en ocasiones, tendrás que levantar un poco la voz para frenar conductas de hostigamiento, abuso o lenguaje ofensivo. Quizás también tengas que abandonar una habitación o un proyecto para hacerle ver a los demás que la conducta no es aceptable.

Tenemos qué detener el ciclo de discriminación y violencia. Sólo lo podemos lograr SIEMPRE actuando de acuerdo con nuestros principios. Sin excepciones.

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