¿Tienes miedo de usar tu nombre y tu imagen?

Una de las cosas con las que más se enfrentan muchos de mis clientes y amigos cuando están desarrollando su marca, es el reto de poner su imagen y su nombre en su marca.

Definitivamente es algo con lo que yo misma me he enfrentado. Como productora, manager y consultora he dedicado mi vida a consolidar la imagen, la marca y la popularidad de otras personas sin problema alguno. Conozco perfectamente los elementos que se requieren para establecer un nombre, una imagen, valores, trascendencia, etcétera. Puedo colocar la imagen de uno de mis clientes con las consideraciones necesarias en una tarjeta de presentación o en un escenario para 30,000 personas. Sé lo que funciona. Sé lo que se requiere, no solo a nivel técnico, sino personal.

Pero todo cambia cuando lo ves desde el punto de vista de quien usará su imagen y su nombre para lograrlo. Es un proceso personal crítico.

Uno de los primeros obstáculos a enfrentar es el balance entre el ego y la humildad. Si mi nombre es mi marca, ¿cómo mantengo mi ego bajo control? ¿Cómo es que no me va a marear la fama? Y por el otro lado, ¿estoy huyendo de ese éxito y fama por inseguridad?

 

Utilizar tu nombre como tu marca te hace visible.

Algunas personas requieren un personaje o un homónimo para que pueda funcionar. Algunos artistas utilizan un nombre artístico que les permite separar su vida privada de la pública. Sin embargo, en el caso de las figuras públicas, es un poco más complicado mantener un personaje separado de la persona. Quieres asegurarte de que tu marca es confiable y la mejor manera de hacerla confiable es respaldarla con tu propio valor. Eso significa mostrar tu nombre, tu cara y tus valores de la manera más auténtica posible.

Aquí es donde aparecen las inseguridades. En el momento que utilizas tu nombre y tu imagen das inicio a un proceso muy delicado en el que hablarás de ti y plasmarás tus valores, creencias o habilidades de manera pública y masiva. Puede que el hablar públicamente de ti te haga reevaluar o revivir situaciones que pudieron haberte afectado en el pasado o que considerabas que ya no eran relevantes. Cada vez que uses tu nombre, puede que te preguntes si eres suficientemente bueno para ser tomado como referente o conocedor de un tema.

¿Por qué querría alguien aprender de ti o sobre ti? ¿Qué autoridad tengo sobre lo que estoy diciendo o promoviendo?

No es inusual tener esas dudas e inseguridades. De hecho, tu estrategia de ventas y tus esfuerzos de generación de marca y branding la mayor parte del tiempo surgirán de estas dudas. ¿Por qué? Bueno, porque las razones por las que vendes o promueves lo que sea que hagas son justamente las razones por las que tú eres suficientemente bueno para venderlo o promoverlo.

Solamente tienes qué recordar que el primer argumento a favor de que seas la persona indicada para hacer algo es el simple acto de valor que conlleva atreverse a hacerlo. Quienes tienen el valor de arriesgarse a hacer o promover algo se ganan al menos la oportunidad de ser vistos y escuchados. Después de esa primera oportunidad, se requieren muchos elementos, incluyendo conexión, calidad del mensaje o producto, suerte, formato, estrategia y muchas otras cosas para que se logre cierta popularidad o éxito.

Sea como sea, el primer argumento para validarte es simple y sencillamente el valor de atreverse a hacerlo y promoverlo.

¡Comparte si conoces a alguien que está en este proceso!

One Response

  • Justo lo que comentamos ayer. Me ha encantado. Lo más importante: me ha inspirado para salir al ruedo y ser valiente. Gracias infinitas.

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